Entre estas dos fotografías distan 34 años
Y mi pregunta es que con el paro que hay ¿ porqué no les hacen un contrato relevo ?
He leido un articulo en el periodico el Comercio de Gijon, que se refiere a que el que lo escribe ya veia a estos dos señores cuando se tomaba el colacao para ir al colegio y que me atrevo a reproducir porque me parece muy acertado.
Archivado en (Sin categoría) por María de Álvaro el 06-11-2011
Veo la portada de El Comercio del primer día de campaña electoral y veo a tres caballeros y una dama que ya salían en El Comercio cuando yo desayunaba colacao con galletas y me madre me colgaba pesadas bolsas de libros para ir al cole (en mi frente aún está la marca del día que no pude con una). Son los mismos caballeros y dama que entonces nos prometían cosas, aunque los megáfonos electorales del PP (AP de aquella) tronasen con el parapapaparapapapá de Europe y Felipe y Alfonso las armasen a dúo, aunque esto creo ha vuelto a ocurrir hoy, o tal vez sea un dejavú… El caso es que sin necesidad de aburrir a nadie con sesudas reflexiones sociológicas que, ni quiero ni seguramente puedo ofrecer, y menos a determinada hora, me pregunto por qué si yo avanzo inexorable hacia el colacao con galletas de un asilo, los señores del colacao con galletas de mi infancia siguen en la foto.
Archivado en (Sin categoría) por María de Álvaro el 06-11-2011
Veo la portada de El Comercio del primer día de campaña electoral y veo a tres caballeros y una dama que ya salían en El Comercio cuando yo desayunaba colacao con galletas y me madre me colgaba pesadas bolsas de libros para ir al cole (en mi frente aún está la marca del día que no pude con una). Son los mismos caballeros y dama que entonces nos prometían cosas, aunque los megáfonos electorales del PP (AP de aquella) tronasen con el parapapaparapapapá de Europe y Felipe y Alfonso las armasen a dúo, aunque esto creo ha vuelto a ocurrir hoy, o tal vez sea un dejavú… El caso es que sin necesidad de aburrir a nadie con sesudas reflexiones sociológicas que, ni quiero ni seguramente puedo ofrecer, y menos a determinada hora, me pregunto por qué si yo avanzo inexorable hacia el colacao con galletas de un asilo, los señores del colacao con galletas de mi infancia siguen en la foto.
Yo en vez del colacao bebía de la ilusión del cambio y mojaba la esperanza de una democracia real , participativa y muy lejos de la actual situación de corruptelas y desmanes de todo tipo por toda la campiña politica.
No dejaban de ser para ambos, para el niño del colacao y para un servidor los dulces años de la inocencia.
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